Las grafías
De las tres condiciones que se requieren para que el acto motor de la escritura llegue a ser un lenguaje eficaz: legibilidad, fluidez y rapidez, la legibilidad es la primera que se integra. Sobre este proceso se construirán tanto la fluidez del movimiento, que combina el desplazamiento con la rotación de la mano estructurando una verdadera melodía cinética, como la rapidez, que proporcionará el acuerdo rítmico con la velocidad del procesamiento cognitivo.
La fluidez posibilita que el gasto muscular empleado en el acto motor del trazo disminuya para permitir que el hemisferio lingüístico —el izquierdo en los de dominancia diestra y el opuesto en los de dominancia izquierda— pueda ejercer su función con mayor eficacia. Ésta es la condición necesaria para que los procesos del acto motor pasen de ser perceptivos, conscientes para el sujeto, a automáticos, inconscientes. Como se divierte, simplemente se está produciendo un balanceo de la energía psíquica: desde su uso en la función muscular, al traslado a la función cognitiva, ya que la energía sigue siendo la misma.
Los trastornos en la fluidez de la escritura tienen generalmente su causa principal en no haber estructurado correctamente las grafías en su primera etapa del desarrollo (legibilidad también, con demasiada frecuencia, al imprimir un ritmo demasiado acelerado en la integración de estas dos fases.
Proponemos un modelo de integración de las grafías escalonado, en el que la correcta realización de éstas será el resultado del proceso. El educador deberá poner el acento en su relación pedagógica con el niño, en el escalón en que éste se encuentre. Sólo de este modo el niño terminará realizando un acto motor, complejo, como es la grafía, respetando todas las condiciones que lo harán bello, armónico y útil.
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1. Fases del desarrollo Punto de arranque
El movimiento de inicio en la realización de cada grafía es específico de cada una de ellas. Respetar este hecho es poner buenos cimientos para la escritura; de no ser así, los encadenamientos de éstas se verán afectados en su fase posterior.
Los puntos de arranque están situados en la parte anterior (a la izquierda) en las grafías e, i, u, l, ll, m, n, ñ, s, v, y, w, r, t, b, h, j, k, f, p, x, z; y en la parte posterior (a la derecha) en las grafías o, a, ch, d, g, q. El punto de arranque de todas estas últimas es el mismo que el de la o; es esta grafía la que posibilita la integración correcta de las demás de este grupo.
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2. Sentido del giro en el inicio de la letra
La definición del punto de arranque y el sentido del giro inicial en el movimiento de realización de la grafía son simultáneos. Todas las grafías son de inicio levógiro a excepción de la m, n, ñ, x, y, w, p, y.
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3. Referencias para la constancia de la forma
Al igual que con el bucle, diferenciaremos la base de apoyo de cada una de las letras utilizando como referencia de la escritura, el área central, ya que es sobre ella donde se van a producir los ajustes en las relaciones de tamaño y encadenamiento de las diferentes grafías que conformarán cada palabra.
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4. Percepción del intervalo
El intervalo se integra como unidad perceptiva vacía en la medida en que el niño integra y automatiza el acto anterior y posterior que lo definen. Con ello se afirma que la integración de la palabra como única unidad motora, con inicio y final específicos, determina la percepción del intervalo. La confusión espacial de las unidades conlleva la no percepción de las relaciones espaciales entre ellas.
De este modo, la resolución de los problemas de los encadenamientos en la realización de las palabras, generando un solo acto estructurado en una única melodía, posibilitará su integración. Las propuestas en este proceso de Preescritura que nos ocupa, van dirigidas especialmente a que el niño perciba e integre el espacio que define cada letra. De este modo la memoria perceptivo-visual será más eficaz en los momentos del aprendizaje en cualquiera de los modelos adoptados para la integración de la escritura, ya sean analíticos, sintéticos o mixtos.
Recomendaciones generales
Las grafías se presentan para su realización partiendo de los siguientes criterios jerarquizados: en primer lugar, las grafías pequeñas y de inicio del sentido del trazo levógiro; a continuación, las grafías pequeñas y de inicio del sentido del trazo dextrógiro; posteriormente las grandes de inicio levógiro; finalmente las grandes mixtas.
Todas las grafías pueden ser reforzadas para su integración con el repaso del dedo sobre el modelo propuesto en la parte superior izquierda de cada ficha; también se pueden repasar.
No utilizar nunca puntos como referencia para la realización de las grafías.
Finalmente, es necesario insistir de un modo especial en que el momento para erradicar las malas posiciones del útil entre los dedos es éste. Es importante asegurarse de que el niño coloque correctamente el lápiz entre los dedos. Además, no abusemos del tiempo en la actividad para que no se fatigue; no seamos excesivamente perfeccionistas.
© Juan Antonio García Núñez